Era una tarde de verano, en la base de los Varia, Squallo y Xanxus tumbados tomando el sol esperaban al resto que volvían de una misión.
Algo raro le pasaba a Squalo, estaba muy nervioso, no tenía palabras que decir, era extraño porque estaba a solas con Xanxus (eso era algo que a los demás no les gustaría y tendrían miedo), pero Squalo sentia lo contrario, le gustaba y estaba feliz.
Xanxus se dio la vuelta para ver que le pasaba, pero Squalo se giró para no mirarle.
-Squalo, ¿estás bien? -preguntó Xanxus.
- S...si -respondió Squallo
Esas palabras eran las que a Squallo le gustaba escuchar y se sentía feliz cuando Xanxus se las decía.
-¿Seguro? -volvió a preguntar Xanxus.
-Bueno…es que… tenía algo que decirte -respondió Squallo.
Squallo no quería decirlo y Xanxus vio que ésa no era la actitud de Squallo de siempre.
-Pues te exijo que me lo digas, que soy tu jefe -insistió Xanxus.
-Pues te lo mostraré pero luego no me odies -Squallo contestó tristemente.
Squallo le agarró la mano a Xanxus y le besó en los labios.
-Eso es lo que quería mostrarte –dijo Squallo, sonrojado.
-Est…esto… -Xanxus se quedó en blanco.
-¡Lo sabía! Me odias, ¿verdad? –dijo Squallo, enfadado.
Pero Xanxus le agarró de la cintura y le besó.
-No, no te odio –contestó alegremente Xanxus.
-Xan…Xan…Xanxus… -tartamudeó Squallo.
Xanxus le agarró más fuerte y el beso continuó.
En ese momento llegaron Bel, Levi, Lussuria y Fran. Se quedaron de piedra al ver la escena. Pero enseguida Lussuria empezó alegremente a saltar y cantar, Levi se echó a llorar y Fran con Bel como siempre no les importó nada y siguieron peleando.
Así acabó un día de piscina en la base de los Varia.
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