PUEDE CONTENER SPOILERS!!
Tsuna siguió corriendo a lo largo de la calle. Llegaba tarde a clase, para variar. Debía darse prisa, no podía permitirse un retraso más. Dobló la esquina y ¡ouch! Había chocado contra algo, bueno más bien alguien. Tsuna se frotó la cabeza. Después se dio cuenta de que había chocado contra Enma, su nuevo amigo.
-E-Enma... -dijo Tsuna-. ¿Qué haces viniendo hacia aquí? La escuela está por el otro...
-¡Tsuna! ¡Corre! -gritó Enma, poniéndose en pie pronto.
Cogió de la mano a Tsuna, quien acababa de levantarse aparatosamente, y salieron corriendo en dirección contraria a la escuela. Pronto el jefe Vongola comprendió por qué. Un enorme perro llevaba persiguiendo a Enma desde hacía un par de calles, así que Tsuna se vio envuelto en aquella persecución sin quererlo. Él y Enma continuaron corriendo para huir del perro, que parecía no cansarse nunca. Cuando al fin parecía que habían logrado darle esquinazo, estaban ya muy lejos de la escuela, y definitivamente llegaban tarde. Estaban cerca del santuario de Namimori cuando se detuvieron para recuperar el aliento.
-Desde luego... Parece que... Nuestra suerte no... Cambiará nunca... ¿Eh? -dijo Enma dirigiéndole una sonrisa.
-Eso parece... -respondió el Vongola-. Deberíamos ponernos en camino.
-Sí, tienes razón.
Ambos se pusieron nuevamente en camino hacia la escuela. Al principio ninguno de los dos sabía muy bien qué decir, pero finalmente fue Enma quien sacó el tema.
-Tsuna-kun...
-¿Sí?
-Gracias por habernos sacado de nuestro error -dijo Enma mirando al suelo mientras caminaba-. Aun con todo lo que hicimos... Tú seguiste creyendo en nosotros... En mí.
Tsuna lo miró, comprensivo, y le dedicó una sonrisa. Puso la mano en su hombro en señal de amistad.
-No es culpa vuestra que Daemon os engañase -respondió-. Además, tú y yo somos amigos... No iba a dejar tirados a las personas que me son importantes.
Enma también sonrió. Después de la dura pelea contra Daemon él y Tsuna, al igual que sus respectivas familias, habían estrechado más sus lazos y habían encontrado un gran amigo y aliado el uno en el otro. Ahora que las cosas al fin iban bien, Enma y Tsuna estaban realmente unidos.
-De todos modos, Tsuna-kun... Gracias.
Tsuna sonrió. Pasó el brazo por los hombros de Enma y quedaron muy juntos. El pelirrojo se sonrojó un poco, pero Tsuna parecía realmente feliz de estar así. Caminaron de esta forma durante un rato, charlando animadamente hasta que llegaron a la escuela. Una vez en la puerta se miraron nuevamente. Tsuna advirtió que los ojos de Enma brillaban de forma diferente.
-Entremos cuando tú quieras -le dijo con una sonrisa.
-Bien, porque hay algo que quería hacer antes -respondió el otro.
Enma agarró el cuello de la camisa de Tsuna, acercándolo a él, y le besó. Quedaron unidos unos instantes por aquel beso. Tsuna atrajo más a Enma hacia sí, disfrutando de aquel momento más que ningún otro en toda su vida. Las dos familias habían quedado más que unidas por sus líderes. Tsuna y Enma existían el uno para el otro, se completaban mutuamente, eran dos idénticas gotas de agua que seguirían un mismo destino.
Cuando finalmente se separaron se miraron a los ojos y sonrieron. Nadie volvería a separar a ambas familias, a ellos dos, porque ellos estaban más que unidos, porque los dos juntos eran fuertes, porque protegerían lo que amaban con toda su alma. Se cogieron de la mano, dispuestos a afrontar lo que les quedaba de día juntos, unidos. Para siempre.
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