miércoles, 3 de agosto de 2011

[Escondite] by Nagi [Tsuna x Enma]

Con un suspiro Tsuna arrastró la bici hacia la calle. Por alguna extraña razón, Reborn le había dado la tarde libre aunque no sabía si alegrarse de poder pasar la tarde con Enma, puesto que a lo peor encontraba a alguien por el camino y le entretenían impidiendole llegar a la cita. Con toda la precaución de alguien que guarda un gran no-tan-secreto se subió a la bici y comenzó a recorrer las calles de aquel pueblo que le había visto nacer, crecer y enamorarse dos veces.

Intentando pasar desapercibido llegó al parque donde había quedado con Enma. Se preocupó un poco al no verle, pues el primero siempre solía ser el pelirrojo, pero esperó pacientemente. Poco después vió aparecer a su ojos tristes con la bici y se acercó a él con una amplia sonrisa.

-Hoy nadie nos molestará, al menos nadie de nuestras famiglias -aseguró convencido Enma mientras subían a las bicis y se encaminaban al templo del pueblo.

-¿Cómo puedes estar tan seguro? -preguntó contrariado Tsuna.

-Porque he apuntado a Sasagawa y a Koyo a un torneo de boxeo, le he dicho a Shitt-p que Gokudera ha vuelto de Italia, Rauji está con los niños en el parque de atracciones, Kaoru y Yamamoto en un partido importante de béisbol, he organizado una cita a Julie con Adheleid que acabará con mi vida y tengo previsto que Mukuro y Hibari se encuentren en breve y como Dokuro nunca se presenta allí a pesar de ser la única persona, a parte de nosotros dos, que conoce el lugar, no nos presenta ningún problema.

-Vaya lo tienes todo controlado.

Cuando llegaron al templo se internaron en el pequeño bosquecillo que había detras y llegaron a una cavidad entre las rocas. Ese era el lugar mas seguro que habían encontrado para estar a solas aunque todo el mundo sabía que estaban saliendo. Ese lugar solo era conocido por Chrome que fue la que proporcionó el escondite a los dos décimos al ver que tenían serios problemas para tener citas en condiciones. Había descubierto hacía tiempo la cueva y la había ocultado con sus ilusiones para que solo Enma y Tsuna pudiesen encontrarla. No obstante ella no conocía ni una cuarta parte de todo lo que los dos chicos conocían de la cueva.

Dejaron las bicis en la entrada de la cueva y dandose la mano comenzaron a adentrarse en la galería que había delante de ellos. Antes de ir a su sala, fueron a una que habían habilitado como un almacen de comida, pues tenian esas galerías como posible refugio Vongola-Simon, aunque nunca dejarían entrar a nadie en su sala. Cogieron comida y bebida y bajaron un largo trecho hasta encontrar una pequeña grieta que se habría en la pared.Era lo suficientemente grande como para que cupiera una persona y por ella entraron los dos, uno detras de otro.

Ante ellos se abría una sala de una hermosura casi escalofriante. Los reflejos del sol en los cristales naturales de la cueva se reflejaban en el techo provocando una replica bastante acertada de la vía lactea. Dejando de lado los alimentos que habían llevado y se dejaron arrastrar por la pasión, el deseo, la ternura, el amor que sentían. Al acabar de fundirse en un solo ser se dieron la mano contemplando las falsas estrellas que relucían en el techo, pensando en lo pequeños que eran comparado con el resto del universo, pensando si su amor podría compararse con alguna de las estrellas verdaderas que relucían en el cielo. No sabrían decir cuanto tiempo pasaron en esa sala pero estaban seguros de que nadie les había echado de menos pues su máximo de tiempo había sido un dia entero. Todos estaban enterados de que había dias en los que Tsuna y Enma desaparecían por horas, pero sabían que estaban juntos y que no había quien derrotase a aquella pareja mientras estuviesen unidos.

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